lunes, 27 de febrero de 2012

La gente de clase alta es más propensa a violar las normas


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Los individuos de clase alta pueden ser más propensos a comportarse de forma poco ética que los de clase baja, según sugiere un estudio recién publicado en la revista científica 'Proceedings of The National Academy of Sciences' (PNAS).
El trabajo ha sido dirigido por Paul K. Piff, del Departamento de Psicología de la Universidad de California en Berkeley. Él y sus colegas llegaron a esta conclusión tras realizar siete experimentos, tanto de campo como de laboratorio, sobre el comportamiento de diversas personas en las mismas circustancias y teniendo en cuenta su estatus social.
Para su estudio, los psicólogos entendieron como individuos de clase alta a aquellos con más riqueza, prestigio profesional y nivel educativo.
En los dos primeros estudios, realizados con observaciones al aire libre, los individuos de clase alta demostraron que tenían más facilidad para saltarse las normas de tráfico en comparación con los individudos observados y que pertenecían a estratos sociales menos elevados.
Después, el equipo de psicólogos de Berkeley desarrolló una serie de experimentos de laboratorio que sirvieron para demostrar, según afirman en su artículo, que las personas de rango social alto fueron más proclives a tomar decisiones poco éticas, coger objetos que no les pertenecían, mentir en una negociación, engañar para aumentar sus posibilidades de llevarse un premio y aprobar comportamientos incorrectos en el trabajo.

Los autores de esta investigación defienden que la avaricia es uno de los motores que llevan a este tipo de conductas asociales. Así, según afirma Paul K. Piff en el artículo publicado en PNAS , uno de los elementos que explica esta tendencia de la gente de rango alto a tener comportamientos menos éticos se debe a que tienen, por el contrario, una actitud más favorable hacia la avaricia.
En sus dos primeros experimentos, realizados en al aire libre el área de San Francisco, las personas consideradas por los investigadores como de rango elevado fueron las que más veces llevaron a cabo dos prácticas poco éticas: cortar el paso a otros conductores en un cruce complicado de cuatro carriles y no ceder el paso a los peatones. Los autores hicieron observaciones reales de lo que ocurría en la ciudad, de modo que estimaron el rango social de los infractores de las normas de tráfico en función del modelo de coche, la vestimenta y la edad del conductor.
En los siguientes estudios de laboratorio sí tomaron como muestra individuos elegidos para el caso, entre estudiantes de la Universidad de Berkeley y adultos seleccionados de todas las partes de Estados Unidos. Los investigadores descubrió que los individuos con posición social alta eran más propensos a engañar, robar, mentir y tomar decisiones poco éticas. Según los psicólogos de Berkeley, esta actitud poco ética ligada a la clase alta es independiente de la edad, el género, la etnia, las creencias religiosas y la orientación política.

Publicado:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/27/ciencia/1330369339.html

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jueves, 16 de febrero de 2012

Los soldados americanos mataban a sus oficiales incompetentes en Vietnam


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La Guerra de Vietnam supuso uno de los varapalos más graves que ha sufrido el ejército de los Estados Unidos desde su nacimiento. La contienda, retransmitida por los medios de comunicación, desató las críticas de la población civil y, muy pronto, el malestar se extendió entre los soldados que defendían a su nación en el país asiático.

Tal y como cuenta Javier Sanz en su bitácora «Historias de la Historia», a medida que la guerra se prolongaba y la sociedad estadounidense tomaba conciencia de la imposibilidad de lograr la victoria, la moral y la disciplina de los soldados desplegados en el frente se iba deteriorando. Así, tras el anuncio de una retirada progresiva de las tropas, los actos de desobediencia militar comenzaron a ser más que frecuentes.

En este caldo de cultivo, nació un curioso y peligroso fenómeno conocido como «fragging», consistente en atacar a un superior en la cadena de mando con la intención de asustarlo o matarlo mediante el uso granadas de fragmentación. El uso de este tipo de armas, de las que toma el nombre, se debía a que averiguar la identidad del autor era mucho más difícil que si se empleaba una bala.

Las potenciales víctimas de este fenómeno eran oficiales incompetentes que ponían en peligro a sus subordinados, fanáticos o suicidas que arrastraban a sus tropas en su búsqueda de la gloria, así como algunos otros mandos racistas, de quienes recelaban los soldados afroamericanos.

Normalmente, el “fragging” se desarrollaba en dos fases. En la primera, se dejaba un pasador de granada sobre la cama del oficial, a modo de aviso. Si éste no cambiaba su actitud se le asesinaba.

En medio de una guerra impopular, con la moral de las tropas por los suelos y en un contexto de abuso de drogas, tensiones raciales y rebelión de la juventud americana, se calcula que entre 1970 y 1971 hubo 363 casos de artefactos explosivos contra oficiales americanos en Vietnam. Aunque la mayoría de los autores nunca fueron identificados ni sancionados, se han registrado 71 casos de soldados condenados por estos crímenes.

Fuente:

Esclavitud en el siglo XXI


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Una ‘madre coraje’ desvela una red de rapto de chicas para prostituirlas


El empeño de una mujer lleva a juicio a una mafia en Argentina y muestra una realidad oculta

Trimarco investigó 10 años el secuestro de su hija y se infiltró en los burdeles



Susana Trimarco era una funcionaria en Tucumán, casada y con dos hijos. Su vida cambió hace casi 10 años cuando su hija María de los Ángeles Verón, de 23 años y con una niña de tres, fue secuestrada en plena calle. Trimarco se encontró con la inoperancia policial a la hora de buscar a Marita, como llamaba a su hija. Se puso a investigar, y descubrió el mundo de las redes de trata con fines de explotación sexual en Argentina. En su lucha, la madre llegó a disfrazarse de prostituta para averiguar en los burdeles. Así supo que Marita tuvo otro bebé de uno de sus captores.
Acompañada por una monja del colegio de su hija, Trimarco organizó manifestaciones para exigir su reaparición. El asunto cobró alcance nacional y los medios descubrieron una nueva realidad: las esclavas sexuales en Argentina. El Congreso reaccionó sancionando una ley contra la trata en 2007. Hubo un momento en que amplió sus pesquisas a Europa. La embajada española apoyó la búsqueda de Trimarco cuando la mujer aportó informaciones que avalaban la tesis de que su hija estaba en España, a donde viajó en su busca en 2009.
Trimarco investigó 10 años y llegó a hacerse pasar por meretriz
Trimarco creó una fundación para rescatar a mujeres de este flagelo. Ya recuperó a cerca de dos centenares, pero aún no a su hija. No está sola: su marido murió, pero tiene a su nieta, la hija de Marita, de 13 años. Esta madre coraje ha atraído la atención de muchos de sus compatriotas porque es la primera en declarar en el juicio que se está celebrando en San Miguel de Tucumán contra 13 imputados, ocho varones y cinco mujeres, por el secuestro de su hija. “No sabe el sufrimiento que es saber que la violaron, la apuñalaron y la obligaron a tener un hijo”, dijo al tribunal. Cree que debería haber “muchos más” acusados, incluidos un expresidente e integrante de la barra brava del club de fútbol local San Martín, Rubén Ale. Se trata del primer juicio contra las redes de trata en Argentina.
Una de las acusadas, Daniela Milhein, admitió ante el tribunal que Ale la inició en la prostitución a los 16 años. Relató aquellos comienzos: “Un día ahí es que no termina el día, porque se trabaja las 24 horas, así tengas el periodo o estés enferma”.
Más de 600 mujeres se encuentran desaparecidas en Argentina y se cree que una buena parte han sido captadas por redes para prostituirlas, según Fabiana Túñez, directora general de la asociación civil La Casa del Encuentro, que se dedica a la prevención de este delito. La mitad de ellas eran menores de edad cuando desaparecieron. Las redes captan a las mujeres mediante secuestros o engaños. A muchas las envían a España, México y Suiza, según fuentes policiales. Las buscan según la demanda. Por ejemplo, jóvenes de clase media, y por eso el año pasado hubo tres intentos frustrados de secuestros en la Universidad de Buenos Aires.
Las víctimas ven
complicidades en la policía,
la política y la judicatura
Si la joven desaparece de un día para el otro, sin llevarse sus pertenencias, y manda un mensaje de texto a su familia de que está bien, que no la busquen y que ha encontrado trabajo en otra ciudad, entonces se sospecha que fue víctima de una red de trata. La familia la llama al móvil: primero aparece el contestador, pero después deja de funcionar. “Cuando las secuestran, primero las tienen en ablande”. Se refiere Túñez a unos 10 o 15 días en los que amenazan de muerte a ellas y a su familia, las golpean, las drogan y las violan.
Las mujeres son vendidas a los prostíbulos locales o a una de las tres principales redes de trata del mundo, las de México, Europa del Este o China, por entre 12.000 y 26.000 euros. Después comienzan a ser prostituidas: cada pase, como se denomina al coito, puede costar entre 5 y 175 euros. También son usadas para vender droga a sus clientes. Las engañadas que se resisten a prostituirse son sometidas al ablande o son asesinadas, lo que resulta ejemplar para las demás. “Las chicas pueden entrar o salir del prostíbulo, pero no pueden dejar de ir porque tienen deudas con sus dueños”, cuenta Núñez. “No las dejan nunca solas y a veces la policía forma parte de la red”, advierte la experta. Una mujer se había fugado con otras cuatro con la ayuda de un cliente camionero, pero unos policías las devolvieron al encierro.
“Las familias de las víctimas hacen sus propias investigaciones y ven la complicidad de las fuerzas de seguridad, la justicia, la política y los clientes”, señala Túñez. Cuando Trimarco buscaba a su hija y encontraba algún dato sobre un prostíbulo en el que podía estar su hija, la policía riojana lo allanaba siempre horas después de que Verón fuera trasladada a otro club nocturno, según testimonios de mujeres liberadas.
Las esclavas sexuales son alcoholizadas y drogadas para aguantar la tarea. Así es que las que logran fugarse o son liberadas muchas veces deben luchar contra la drogadicción y en general tardan cinco años en recuperarse y rehacer sus vidas. El Ministerio de Justicia argentino afirma que en 2011 unas 1.597 mujeres fueron liberadas tanto de las redes de trata como del proxenetismo (son los casos en que deben tributar a un chulo, pero se supone que son libres), frente a las 569 de 2010. Un 90% de las prostitutas de Argentina son víctimas de uno u otro delito, según Túñez.
La ley de trata no ha acabado con los prostíbulos ni con las redes de tráfico de mujeres. “Caen los encargados, pero no los dueños, que suelen tener varios, porque, si no, no les cierran los números”, cuenta Túñez.

Una pista perdida rumbo a España

Unas mujeres caían en la red mediante el secuestro, y otras por engaños. Los reclutadores pasean por los barrios bajos y les ofrecen a las jóvenes un empleo como asistenta, niñera, cuidadora de ancianos, comerciante o copera en un prostíbulo. También timan a jóvenes de Paraguay y República Dominicana para traerlas a Argentina, ya sea para quedarse aquí o como escala previa a otro destino. A jóvenes argentinas de clase media les mienten ofreciéndoles una carrera de modelo.
“El caso de Marita Verón mostró que mujeres de clase media o media alta también podían caer engañadas”, cuenta Túnez, que añade que en zonas pobres de Argentina algunas familias venden a sus hijas de 12 o 14 años para que supuestamente trabajen en otra provincia, pero desconocen que las van a prostituir.
Primero las llevan a otra ciudad, las alojan en un hostal y unos días después las venden. Ellas entonces quieren escapar, pero sus captores aseguran que les deben los gastos del viaje, el alojamiento, la comida y la vestimenta. Siempre les adeudan algo más. Además les aplican multas por mal comportamiento.
“Nunca pagás porque te multan todo el tiempo, dicen que hablaste con una doña, que le faltaste el respeto a un cliente, que miraste mal al don. Te multan y te pegan”, testimonió en la investigación previa al juicio sobre Marita Verón otra esclava sexual, Blanca Vides, que planeaba fugarse con ella del burdel en el que eran explotadas en la provincia argentina de La Rioja. Vides logró huir en noviembre de 2003, pero justo a Verón se la llevaron con rumbo a España, según le contó la cocinera del prostíbulo. La justicia no sabe si efectivamente cruzó el Atlántico.

Publicado:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/16/actualidad/1329419719_938148.html

domingo, 5 de febrero de 2012

Latinoamérica mejora la recaudación tributaria


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Desde noviembre pasado solo los argentinos que pueden justificar sus ingresos ante la agencia tributaria puede comprar dólares, la moneda en la que ahorran desde hace décadas. Quien se acerque a un banco o a una casa de cambio del centro de Buenos Aires requiere de una autorización en línea de Hacienda para adquirir sus billetes verdes. Sin embargo, alguien que ha ido a una casa de cambio en otros barrios de la ciudad se ha encontrado con otro panorama. “Vengo a comprar dólares”, dijo el cliente. “Sí, está a 4,85 pesos”, contestó el empleado. “Pero yo quiero comprar dólares en el mercado formal, a 4,38. Tengo autorización de la agencia tributaria”, respondió el cliente. “Pero nosotros trabajamos solo con el mercado paralelo”, dijo con desparpajo el oficinista. Las llamadas cuevas, las agencias donde se opera el dólar sin controles de Hacienda, ya no están escondidas en apartamentos, sino que dan a la calle.
En esta realidad ambigua, de mayores controles, pero de un fraude tributario aún alto, discurre Latinoamérica. La región, en donde siempre se ha dicho que pocos pagan impuestos, ha logrado elevar los ingresos tributarios desde el 14,9% del producto interior bruto (PIB) en 1990 al 19,2% en 2009, según destaca un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El documento atribuye la mejora de la recaudación impositiva al fuerte crecimiento económico, que se registró sobre todo en la última década, a una mejor gestión de las administraciones tributarias y a la imposición de gravámenes a los recursos naturales. Por ejemplo, Argentina ha aplicado altos tributos a la exportación de petróleo y materias primas agrícolas, mientras que países como Perú y Chile han elevado las regalías que pagan las mineras.
“A pesar de estas mejoras, siguen existiendo brechas significativas entre América Latina y los países de la OCDE”, afirma el estudio. La media de los de ingresos tributarios en porcentaje del PIB en los países de la OCDE alcanza el 33,8%, frente al 19,2% de los latinoamericanos.
“Como los países de la región aún disfrutan de condiciones económicas relativamente fuertes, es el momento de considerar la realización de reformas que generen recursos estables a largo plazo para que los Gobiernos puedan financiar el desarrollo”, recomienda el documento. Colombia, Panamá, Honduras, Nicaragua y Ecuador han emprendido recientes reformas tributarias, mientras que Guatemala y Costa Rica han fracasado en el intento. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte de que muchos de los Parlamentos latinoamericanos tienen sobrerrepresentadas regiones donde gobiernan partidos cercanos a las élites económicas y eso impide que progresen los proyectos de ley para gravar a los más ricos.
En Latinoamérica los impuestos sobre la renta y los beneficios empresariales alcanzan el 28% de los ingresos tributarios totales de la región, después de crecer cinco puntos porcentuales desde 1990, pero aún están por debajo del nivel de la OCDE (33%). Los gravámenes al consumo, como el IVA y los que se aplican a las ventas, han subido hasta el 35% del total, frente al 20% en la OCDE. Perdieron terreno los impuestos sobre consumos específicos, que representan ahora el 15%. Las contribuciones a la seguridad social apenas suponen otro 15%, frente al 27% en la OCDE.
Entre los países que más éxito han obtenido en la recaudación tributaria figuran Brasil, donde los impuestos representan el 32,6% del PIB, y Argentina, con el 31,4%, según recoge el informe. En cambio, les queda mucho por hacer a Guatemala, con el 12,2%; República Dominicana, con el 13,1% y El Salvador y Venezuela, ambos con el 14,4%, según advierte el documento conjunto. Haití apenas recauda impuestos por el 11,7% de su PIB. Otras economías grandes afrontan sus propios retos, como Chile (18,4%), Colombia (17,4%), México (11,8%, si se excluyen los ingresos petroleros) y Perú (15,9%).
“Los recursos fiscales adicionales permiten a los Gobiernos mejorar simultáneamente su competitividad y promover la cohesión social a través de un mayor gasto en educación, infraestructura e innovación”, señala el estudio.
No obstante, no siempre una mayor recaudación de impuestos se traduce en una menor desigualdad. Depende de quiénes los paguen y qué destino se les da. “Los sistemas tributarios progresivos y con efecto de mejoras en la distribución resultan ser la excepción en los países de Latinoamérica”, advierten los economistas Jorge Gaggero y Darío Rossignolo en una investigación publicada por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de Argentina. En este trabajo, ambos autores señalan que el índice Gini, de desigualdad social, desciende después del cobro de impuestos en Costa Rica, Panamá, México, Uruguay y Argentina, pero sucede lo contrario en República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Bolivia y Perú.