Hace unas semanas comentaba sobre mi amistad con el gestor de una ONG de Limitados Físicos donde estoy colaborando como voluntario, es así que hablamos sobre el problema de los ancianos cuyos hijos han emigrado y que muchos de ellos se encuentran solos sin nadie que los visite y mucho menos que los cuide.
Recordaba a doña Rosita una anciana que vivía con una sobrina (cuidadora geriatríca de la iglesia), su único hijo al inicio de la crisis de los 80 emigro a Italia en busca de mejores oportunidades como millones de latinoamericanos, logrando enviar pequeñas sumas que permitían mantener a la cuidadora, que después de varios años era parte ya de la familia, me toco conocerla gracias a mi Madre quien la visitaba regularmente como miembro de la Legión de María.
Durante los cerca de 15 años que la conocí, solo dos veces pudo el hijo pudo visitarla, la vida no le había sido generosa como el esperaba en el viejo mundo, pero le permitia enviar el sustento para su Madre y la "prima", lamentabemente cuando muere doña Rosita el no pudo volver a enterrarla por miedo de que no le permitieran ingresar a Italia.
Lo contado le sucede a millones de ancianos peruanos cuyos hijos han emigrado, ahora el reto que tenemos es crear un sistema que les permita pasar sus últimos años con calidad de vida, para los recios es recuerdo que nuestros emigrantes remesan miles de millones dolares que permiten que muchos de ustedes tengan un trabajo.
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