viernes, 9 de diciembre de 2011

Hernando de Soto: "Esta crisis no es financiera sino de conocimiento"


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Aquí estamos, luego de tres años, sumidos en una crisis financiera global, y aún andamos a ciegas. No sabemos ni siquiera qué es lo que no sabemos.

Lo que sabemos es que estamos atascados en una gigantesca contracción del crédito privado. Nadie está haciendo suficientes préstamos e inversiones para expandir o comenzar negocios y hacer que crezca la economía. Los remedios aplicados por Estados Unidos y los gobiernos europeos intentaron tratar los síntomas –deudas incobrables, bancos tambaleantes, empresas al borde de la quiebra, gente que perdía sus casas, desempleo en aumento, guerras de divisas– mas no la enfermedad.

Si esos síntomas fueran la causa real de la crisis, los ‘capitalistas especuladores’ habrían arrasado a estas alturas. Habrían detectado las señales que avisan de los que están en problemas y –siguiendo las leyes de la oferta y la demanda– habrían comprado a precio de saldo los restos potencialmente lucrativos de los activos y operaciones improductivos, lo que corregiría las deficiencias que los condujeron a esa situación.

Habrían comprado un edificio viejo y fuera de uso, y lo habrían transformado en uno de veinte pisos, con dos restaurantes y un amplio aparcamiento. Se habrían apoderado de una línea aérea incapaz de llenar su sección de primera clase y la habrían transformado en una opción de bajo precio, con el doble de asientos por avión.

Esto no ha sucedido en forma significativa. ¿Por qué?

Los mecanismos que registran y señalan en Estados Unidos y en Europa la información económica fundamental que determina si es razonable conceder un crédito privado –quién tiene los derechos de propiedad sobre activos, pasivos y acciones, y, por tanto, quién detenta los riesgos y cuáles son las oportunidades– ya no son confiables. Se ha quebrado el sistema de conocimiento.

Se podría decir que la información económica organizada por los registros de la propiedad y las operaciones juega el mismo papel en el crédito que el que juega el ADN en la biología: almacena la información de largo plazo que determina cómo se organizan las diferentes células del organismo.

Los balances que alguna vez señalaron claramente los hechos, lo cual permitía a los foráneos inferir lo que la compañía poseía –y debía a sus acreedores–, han sido mutilados con demasiada frecuencia. Algunas compañías en dificultades financieras pueden, legalmente, refugiarse en ‘contabilidad fuera de balance’ transfiriendo las malas noticias a libros de contabilidad menos visibles, llamados Entidades de Propósito Especial (SPE, por sus siglas en inglés), o arrastrando hacia ilegibles notas al pie la información referida a sus deudas. Cuando Enron colapsó tenía 3,500 SPE.


Fuente:
http://elcomercio.pe/economia/1345579/noticia-hernando-soto-esta-crisis-no-financiera-sino-conocimiento

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