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Los ‘buzones para bebés’, instalados en ciudades como Viena o Berlín, son una especie de cuna acondicionada para dejar en ellos de forma anónima y segura a los recién nacidos
Esta misma semana conocíamos una impactante noticia: una niña de 13 años dio a luz sola en su casa de Orihuela y ocultó a su bebé en un armario. Este hecho se ha sabido porque la adolescente tuvo una hemorragia por la que fue llevada a un hospital y allí, tras percatarse de que acababa de pasar por un parto, confesó. Según su versión, el bebé nació muerto y por miedo lo escondió; tras contárselo a su primo, éste arrojó el cadáver a un descampado, donde fue encontrado por la Policía. Ahora tendrá que aclararse si el bebé realmente nació muerto o falleció en ese armario... Aunque de cualquier modo la joven no podrá ser imputada.
Esta historia, tristemente, no es tan infrecuente como debería. Al menos en lo referente a los abandonos de recién nacidos. No son ni una ni dos ni tres las madres que dan a luz a sus bebés sin que nadie se entere y, o bien los ocultan en cualquier lugar, o los tiran en un contenedor o los dejan en algún sitio inhóspito. Y la pregunta es: ¿pasaría esto mismo si en España se instalaran también, a ejemplo de países como Austria o Alemania, los conocidos como 'babyklappe'?
Los 'babyklappe', cuya traducción al español es ‘buzón para bebés’, es una especia de cuna o incubadora acondicionada para los recién nacidos e instalada en el exterior de algunos hospitales para que las madres que así lo deseen puedan entregar a sus bebés de una forma anónima y segura. Esta idea surgió en Hamburgo en el año 2000 con el fin de reducir los infanticidios y de ahí se extendió a Berlín y a Austria, Bélgica, Suiza e incluso Sudáfrica. En el país austríaco cumplieron el pasado año su décimo aniversario, ya que surgieron en 2001 a raíz de la modificación de una ley que despenalizó el abandono de niños en estos ‘nidos’ y permitió a las mujeres dar a luz de una forma totalmente anónima. Desde entonces, 15 hospitales han puesto en marcha estos ‘buzones’ y hasta el año pasado habían sido depositados allí un total de 29 niños.
Condiciones seguras para madres y bebés
La ‘babyklappe’ vienesa es un pequeño cuarto en una discreta esquina del hospital, con una ventana que se abre desde fuera y que da a una cuna climatizada y vigilada por una cámara. Al abrir la ventana suena una alarma en la unidad de cuidados intensivos de pediatría, desde donde el personal médico apenas necesita de unos minutos para recoger al niño. La persona que entrega al bebé, cuyo rostro queda siempre oculto, encuentra una carta en ocho idiomas que explica cómo contactar con el hospital y un sello de tinta para tomar una huella del recién nacido, algo útil si luego decide reclamar al niño (eso sí, posible siempre y cuando no se haya formalizado la adopción). Una vez cerrada la ventana, un pestillo electrónico impide que pueda abrirse de nuevo mientras llegan los facultativos.
En definitiva, es semejante a aquellos tornos existentes hace tiempo en los conventos pero con unas condiciones mucho mejores tanto para los pequeños como para las madres, ya que garantiza una asistencia médica para los pequeños y para sus seguro que atribuladas madres, una asistencia jurídica e incluso psicológica. Quizá sea tiempo de reflexionar y pensar qué pasaría si en algunos de los grandes hospitales de nuestro país se instalaran estas ‘cunas climatizadas’. ¿Se evitaría alguna muerte como la ocurrida en Orihuela?