El Coronel John Anibal Smith, el líder de los magníficos en la serie de los 80’s “Brigada A”, tenía una frase de cabecera con la que remataba cada episodio en el que ayudaban a la gente buena y honesta del mundo a solucionar sus problemas: “Me encanta cuando un plan se concreta”.
Seguramente esta misma frase es la que todos los Presidentes de América Latina les gustaría pronunciar al final de su mandato, que los principales objetivos que prometieron durante la campaña y en su gobierno fueron cumplidos según lo planeado. En los sistemas presidencialistas ellos son, a fin de cuentas, los únicos responsables ante la ciudadanía que los eligió.
Con una ciudadanía activa y demandante, y un flujo de información enorme en las redes sociales, cada vez hay menos espacio para excusas que justifiquen promesas incumplidas.
Para esto, como decía en mi anterior post sobre la luna de miel de los presidentes, hay que comenzar por tener un plan donde se marquen las prioridades de forma selectiva y se identifique exactamente lo que se quiere lograr, lo que se suele hacer al comienzo del mandato.
Luego se debe trabajar en fortalecer las capacidades de monitoreo de estas prioridades desde el Centro de Gobierno con cada sector, y en la coordinación intersectorial para llevarlas a cabo, ya que cada vez más los objetivos de gobierno se logran con contribuciones de más de un ministerio o sector. El ejercicio de estas y otras funciones clave son analizadas en el nuevo libro del BID: “Gobernar para cumplir con los ciudadanos: El rol del Centro de Gobierno en América Latina y el Caribe”.
Los sistemas de monitoreo de prioridades presidenciales desde el Centro de Gobierno (las instituciones que reportan directamente al Presidente) son una tendencia consolidada en los países de la OCDE y están en auge en América Latina. Cada vez más países están haciendo un seguimiento sistemático y selectivo del avance en las prioridades gubernamentales desde la Presidencia, e interviniendo para desbloquear obstáculos cuando las cosas no funcionan. Si bien cada ministerio debe monitorear el conjunto de sus actividades, las máximas prioridades del gobierno requieren un seguimiento específico desde la Presidencia.
Existen cinco lecciones clave de la experiencia internacional sobre la función de monitoreo de las prioridades presidenciales desde el Centro de Gobierno:
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