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Ricardo Valcárcel (*)
De a pocos, algunos a regañadientes pero ya en forma mayoritaria, los analistas económicos reconocen que la actual recesión mundial tomará una década en recuperarse. Durante ese periodo, posiblemente, habrá episodios dolorosos y decisiones públicas y privadas muy difíciles de tomar. También, habrá momentos de una aparente recuperación que alentará esperanzas, pero que probarán ser ilusiones circunstanciales o movimientos especulativos.
EE.UU. se debate entre el otorgamiento de mayores estímulos y el recorte de los gastos gubernamentales. Ambas medidas serán inefectivas para reanimar su economía en el corto o mediano plazo. El líder económico mundial parece enrumbarse hacia una larga recesión con deflación y, más adelante, sufrir una penosa gran inflación por la gigantesca emisión monetaria de los últimos años.
La Comunidad Europea, fragmentada por la situación desigual de sus países miembros, no toma una dirección concreta para paliar sus enormes problemas, que son mayores a los de EE.UU. Siendo, como conjunto, la segunda economía del mundo, su debacle abunda para prolongar y profundizar la recesión ecuménica.
Japón, que ya sufre dos décadas de crecimiento casi nulo, le ha rebotado mal la situación de sus principales socios comerciales. Con un yen fuerte, tendrá complicaciones mayores en su puntal económico: las exportaciones. Japón es otro país importante que proseguirá en una larga recesión.
Los países del BRIC: Brasil, Rusia, India y China, pueden seguir en una senda de progreso, pero algo recortado por la situación de los EE.UU., Europa y Japón. Su potencia de crecimiento será insuficiente para paliar la recesión mundial.
Descontando que en las próximas elecciones generales, presidenciales y del Congreso, en el Perú elijamos a las personas que conducirán al país con un modelo económico similar al vigente, nuestra nación debe transitar la recesión mundial con problemas pero sin caer en una calamidad.
No obstante, esta no será una carrera de 100 metros sino una maratón con obstáculos, por lo que deben entender el gobierno y el BCR, que sostenemos con la tuya y con la mía, que el buen impulso económico que estamos experimentando va a menguar pronto y que es necesario ir rápido pero sin prisa, intervenir menos y, si ello fuese imprescindible, hacerlo bien.
Las empresas y las familias deben ir graduando sus gastos, endeudándose algo menos y ahorrando algo más, lo que les permitirá soportar los embates que vendrán del exterior. Estamos en un mundo muy interrelacionado y no hay manera de exceptuarse de los golpes que se avecinan.
ricardo_valcarcel@yahoo.com
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