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Brasil, Perú
El proyecto de irrigación Olmos despertó el interés de los inversionistas brasileños en 1979. Casi 30 años más tarde, se busca concretar un sistema de acueductos que transporten aguas desde el río Huancabamba hasta la desértica zona de Lambayeque, a 800 kilómetros al norte de Lima.
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Tuvieron que pasar casi 30 años para que finalmente la empresa Odebrecht ejecute lo que la había traído al Perú. Se trata del proyecto de irrigación Olmos, el cual despertó el interés de los inversionistas brasileños en 1979. “Si bien la primera obra que ejecutamos en el Perú fue la Central Hidroeléctrica de Charcani, Odebrecht vino con la intención de construir Olmos”, dice Juan Andrés Marsano, director de inversiones de Odebrecht Perú. “Cuando le presentamos la propuesta de participar en 2006 en la concesión del Proyecto Trasvase Olmos, Emilio Odebrecht (uno de los principales directores del grupo) no podía creer que hasta ahora ese proyecto no había sido desarrollado”. Y es que la idea original de este proyecto de ingeniería, que busca generar un sistema de acueductos para transportar aguas desde el río Huancabamba hasta la desértica zona de Lambayeque, a 800 kilómetros al norte de Lima, fue planteada en el Perú hace más de 90 años.
El motivo de la demora, no obstante, no fue la distancia que separa al río de la costa. Tampoco lo fue el enorme macizo cordillerano que se interponía en la ruta y que obligaba a cavar un túnel de 20 kilómetros para abrir paso al agua. La razón de la tardanza estuvo en lo que muchas veces ocurre en este tipo de grandes proyectos de obras públicas: la región no tenía dinero para ejecutarlo y los políticos tardaron en ponerse de acuerdo sobre el modelo de concesión a utilizar para su desarrollo.
Tuvo que venir el boom agroexportador y la concreción de un novedoso sistema de concesiones para que finalmente el proyecto Olmos empezara a ponerse en marcha: hoy la primera etapa que comprende la construcción del trasvase de las aguas está a punto de terminar. La atención ahora se centra en la irrigación y venta de 38.000 hectáreas agrícolas que catapultarán a Lambayeque como una región agrícola con una economía creciente y con pleno empleo. En tanto, durante los últimos meses Odebrecht, a través de su filial H2Olmos, realizó algunos ajustes en la iniciativa privada para ejecutar esta segunda etapa que fueron aprobados por el Ministerio de Economía y ya se prepara para la promoción y subasta de estos atractivos terrenos a realizarse en el último trimestre del año.
“Se está cambiando el modelo de los proyectos de irrigación en el Perú”, dice Juan Andrés Marsano, de Odebrecht. “Antes solo cuando estaba listo se vendían las tierras. Ahora no: se está haciendo una asociación público-privada donde el Estado y el sector privado se asocian para llevar adelante el proyecto para promocionarlo, ponerlo en valor y darle uso productivo a las aguas”.
Olmos representa una buena alternativa para adquirir tierras en lotes de tamaño importante, sin costuras ni subdivisiones.Ya se ha dado un primer paso en este proceso. Los terrenos que serán comercializados han sido transferidos a favor de un fideicomiso administrado por la empresa La Fiduciaria. Dicho fideicomiso
permitirá al gobierno regional y a la empresa concesionaria de las obras de riego realizar el proceso de parcelamiento y subasta de las tierras prevista para el último trimestre de este año. Así las cosas, todo indica que esta vez la venta de estos terrenos no tendrá que esperar décadas para concretarse.
Y es que según Alfonso Pinillos, gerente comercial de H2Olmos, el valor agregado que se dará a las tierras representan una buena alternativa para inversionistas de todo el mundo. “En el marco de suscripción del contrato de concesión había espacio para optimizarlo, y esto implica que el riego sea tecnificado, es decir, el agua llegará entubada y presurizada. Los usuarios ya no tendrán que gastar en un sistema de bombeo”, dice.
Eso no es todo. Olmos también representa una buena alternativa para adquirir tierras en lotes de tamaño importante, sin costuras ni subdivisiones donde el inversionista va a tener un título libre de cargas y gravámenes. Para Todd Huckaby, socio fundador de la firma de asesoría de finanzas corporativas IB Partners, empresa asesora de Odebrecht en el proceso de subasta, esta es una oportunidad única en el mundo, ya que actualmente no existen en el planeta amplios lotes disponibles como los que se subastarán en Olmos. Todos estos factores hacen que el proyecto se perfile como la próxima ventana de producción agrícola.
Detrás de la tierra. El mercado al que apuntan los ejecutores del proyecto están los agroindustriales a nivel mundial, que tienen varias ventanas de producción y necesitan nuevos espacios. Este grupo no se limita a compañías, sino también a gobiernos como el de China, que han formado fondos agrícolas para asegurar su producción.
También entran a esta terna inversionistas de la región y peruanos agricultores y no agricultores, que ven en el negocio agroindustrial una fuente segura de ingresos.
Quien se quede con la tierra dependerá de quien ofrezca el mejor precio en la subasta. El precio base ha sido fijado en US$4.250 por hectárea. No obstante, antes de entrar en proceso queda pendiente el reordenamiento y optimización de las tierras que serán subastadas.
Según Paulo Comitre, gerente general de La Fiduciaria, el proyecto tiene un área de influencia que incluye a las comunidades de Santo Domingo de Olmos y Valle Viejo. “El proyecto se desenvuelve en un área total de 95.000 hectáreas. Lo que se tiene que hacer es conversar con estas comunidades para hacer una permuta y juntar las 38.000 hectáreas en un solo bloque”, dice. “Esto es fundamental porque si se va a tener riego tecnificado es necesario consolidar todo en una sola ficha para bombear todo desde un mismo sistema”.
Por lo pronto, según fuentes de Odebrecht la permuta ya está en una etapa de implementación que culminará antes de la subasta ya que es uno de los requisitos para llevarla a cabo.
Ya muchos vislumbran el futuro de Olmos. Y es que a diferencia de muchas regiones del Perú, que gracias a la minería han accedido a recursos a través del canon minero, esta vez Lambayeque dejará de ser vista como una región con pocos ingresos. Y esto es solo una primera etapa, tomando en cuenta que solo se necesita el 25% del ducto para irrigar las 38.000 hectáreas a subastar. Las restantes aún están a la espera de teñirse de verde.
*Aclaración editorial: Esta nota fue corregida en su noveno párrafo (10/09/2010), porque inicialmente se decía que el precio base del proyecto había sido fijado en US$5.250, y la cifra correcta es US$4.250 por hectárea.
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