viernes, 9 de octubre de 2009

¿Ya diste para la 'chanchita'?





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Ya diste para la 'chanchita'?

Por: Rolando Arellano Dr en Márketing*

La “chanchita” es una institución en el Perú, desde la época de los incas, donde la minka era el aporte de trabajo a la mejora comunal, hasta nuestros días, donde cada uno de los jóvenes da su aporte para los tragos de la fiesta.

Evidentemente, nadie que no haya puesto para la “chanchita” se atrevería a exigir algo del grupo. Ese no es el caso en muchas personas de nuestra sociedad.

Así, en el Perú muchos protestan, critican, exigen o reclaman derechos sin haber puesto su parte para la “chanchita”. ¿Ejemplos?

El chofer de la combi que se queja de las coimas y exige semáforos y orden en la ruta, pero que no da boletos a sus pasajeros ni quiere pagar sus multas.

El dueño del restaurante, que pide limpieza en su cuadra y más policías que brinden seguridad a sus clientes, pero que nunca da boleta por sus servicios, a pesar de que en sus precios ya incluye el IGV.

El médico que se preocupa por la mala atención en los hospitales públicos y critica la baja calidad de la atención de salud en el país, pero que no da factura a sus pacientes.

Todos ellos, además de los dirigentes de grandes empresas, que teniendo deudas tributarias enormes, se permiten criticar y exigir mejoras al país.

Pero los ejemplos van más allá, como en los dirigentes populares, que se oponen a la minería o a la agricultura industrial, pero que exigen más dinero del canon aportado por esas empresas.

Y, para no parecer fariseos, también usted, señor lector, y yo, cada vez que tratamos de ahorrarnos alguito saltando alguna regla fiscal.

Pero el problema va también del otro lado, como en los candidatos que basan su campaña en reclamar carreteras, hospitales o colegios, y en quejarse de la ineficiencia del Estado, pero nunca dicen lo que debieran decir a cada momento: que ni ellos ni nadie podrá hacer lo ofrecido si toda la población no asume sus compromisos tributarios, por mínimos que estos sean.

Si alguien interpreta que esta es una defensa de la Sunat o de los municipios, se equivoca. Es más bien parte del reclamo de los contribuyentes que se ven hasta maltratados por estas instituciones, a las que les resulta más fácil acosar a unos pocos que buscar más aportantes.

Este es un reclamo también en nombre de los miles de empleados formales, que necesariamente pagan impuestos al recibir su sueldo por planilla, pero que son una minoría en la estructura laboral del Perú.

Pero más que quejarnos de la ineficiencia de algunos, a todos nos toca también ayudar a cambiar las cosas.

¿Cómo hacerlo? En nuestro caso, de manera muy simple: la próxima vez que alguien se queje o reclame algo del Gobierno o del Estado, probablemente justo y conveniente, escuchémoslo con atención, pero también preguntémosle, de manera casi casual: “Y tú, que tanto exiges, ¿ya diste para la “chanchita”?”.

* CENTRUM CATÓLICA. ARELLANO INVESTIGACIÓN DE MARKETING

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